Por Maulina
2021-10-05
Artista visual, nacida en Talca y habitante de la localidad rural de Huilliborgoa; desarrolla proyectos de artes visuales, performances, instalaciones, investigaciones, también ha explorado el muro-ilustración y el rescate de patrimonio inmaterial. Durante años realizó en el Maule el “Encuentro de body art”, actividad que convocaba en promedio a 200 personas.
Actualmente- entre varios otros proyectos- está co-construyendo Casa Echinopsis, su hogar en Huilliborgoa, el que además se convertirá en el primer laboratorio creativo, un espacio vinculado a las artes contemporáneas. El nombre de su hogar es un homenaje a su entorno, a este bosque de echinopsis, nombre científico de los cactus que rodean su paisaje.
Su inspiración viene desde este sentido del habitar, lo que ven sus ojos y experimentan todos sus sentidos, los cambios culturales y las transformaciones a través de los días. No se considera fotógrafa, aunque sí esto forma parte de su vida, es más, la necesita para documentar la obra o varios fragmentos de ella. A veces esta forma parte de la obra y otras hasta se convierte en el fin último. Para Francisca Burgos, la fotografía va de la mano con las cámaras, con los lentes, con sus posibilidades técnicas, es allí donde se sumerge a experimentar: “Siempre me ha gustado probar diferentes formas de capturar una imagen, desde lo análogo hasta lo digital, ha sido un mundo exquisito de explorar, desde niña me volví coleccionista de cámaras”, cuenta. “Capturar luz tiene que ver con el ¿Cómo quiero retratar un momento?, menos de 1 segundo vivido para dejarlo habitar para el resto de la vida de alguna manera poética. Creo que la fotografía entrega una forma de generar patrimonio, una manera particular de obtener este momento vivido, de generar memoria visual, que considera componentes tecnológicos para la captura, es un lenguaje visual que va de la mano con la evolución”.
¿Cómo trabajas las fotografías en tus obras?
Trabajo en el área de las artes visuales, y desde allí la fotografía es uno de los componentes que aplico a mis obras, que pueden ser fotos performativas, o instalaciones que necesito retratar. “Por lo mismo es necesario comprender cómo quiero capturar estas obras, que al final se traducen en una fotografía, independiente de que se utilice el cuerpo como soporte -que forma parte de lo esencial para mis obras- también lo es la captura de un objeto, o de un momento del día; (todo esto) puede marcar la diferencia para el desarrollo documental del proceso de una obra, que generalmente dura días y a veces meses, entonces para poder volver visible este proceso de obra, la herramienta esencial que utilizo es la fotografía”.
La fotografía es algo perpetuo, que no va a generar ninguna transformación en lo que yo quiera retratar, entonces si quisiera realizar a futuro la obra, las imágenes serían lo más fiel a ese momento vivido, y de hecho cuando miro trabajos de hace 10 años, la única manera que tengo es a través de estas capturas. Las instalaciones a veces duran días, momentos; entonces esta es la única manera de volver a verlas.
También trabaja con video arte, pero para Francisca lo esencial es la captura de cuadros fijos, el uso de la fotografía que puede ser original o editada. Siempre pensando en el lente, en la cámara que captura tiempo, y fragmentos de tiempo, muchas veces a partir de capturas de fotogramas.
“Lo que hago es poner capturas fotográficas en una línea de tiempo que se transforman en videos de muchos disparos de cuadros por segundo; hay trabajos que realizaba antes con stop motion, actualmente esta técnica la he reemplazado con capturas para programas de animación y nuevos medios más experimentales, más ligadas a un campo digital. La fotografía siempre tendrá una búsqueda de contenidos y aspectos técnicos que se articulan de manera personal”.
Francisca trabaja principalmente la fotografía documental y el retrato de obras que a veces se traducen en la obra. “Por ejemplo ahora creé una instalación ambientalista que representa el uso de los árboles para el consumo de leña. En una de las obras, hay un metro de leña cortada y al lado de esta instalación hay una fotografía de un árbol nativo. Para la instalación de esta fotografía me baso en un concepto que escuche acá de un habitante oriundo de la localidad donde vivo, quien me enseña que por ese árbol le dan $100.000. De alguna manera los choques culturales se manifiestan, y para mí esta obra marca una relación importante con el concepto de -árbol- y -protección de la naturaleza-”.
Aquí en la región, ha desarrollado también proyectos que tienen que ver con retratos a artesanos, o manifestaciones culturales propias de este territorio. En 2018 realizó el libro “Relatos Invisibles”, el cual incluye fotografías documentales con un texto basado en un relato de los habitantes de la comunidad de Coibungo. Allí, trabajó componentes identitarios a través de un proceso de residencia, en donde una vez al mes visitaba un hogar, compartía y retrataba ciertos momentos que le parecían interesantes como manifestaciones culturales y artísticas.
Siguiendo esta línea está la obra Agüita Perra que se basa en el relato de una comunidad de mujeres en la localidad de Corinto. “Allí compartí con señoras de ese lugar y también con otras de la costa de la región; trabajamos en relación al concepto “agüita perra”, entonces de esos significantes nacieron una serie de performances. La última fue expuesta en el MAC de Quinta Normal como parte del programa “Traslado”. La obra consistía en una instalación performativa in situ, donde siempre el trabajo final es la fotografía de esa instalación”.
En cuanto a exposiciones en el Maule, su primera muestra es la de Re interpretaciones de Paisajes que estuvo disponible para visitar en Talca. Sus motivos tienen que ver más con una mirada y propuesta personal de la artista, quien asegura que: “No es porque no haya oportunidades”. Lo que Francisca hace, es buscar otras formas más cercanas a las personas, por ejemplo a veces instala sus impresiones en espacios públicos y las deja allí por un tiempo y a veces también las lleva a zonas rurales. Luego, a esas instalaciones callejeras les hace una fotografía, y ese registro se convierte en la muestra final de ese proceso.
El terremoto y su transición a lo digital
El terremoto de 2010 marca un antes y un después en su carrera, porque lo que percibe hacia atrás tiene que ver con el mundo análogo; desde ahí en adelante su exploración fue en lo digital. Da un giro en el proceso, y ahora el punto final no siempre es una impresión, sino que puede ser en una pantalla, con proyecciones, siendo solamente la luz la que va a salir por un momento. En estas exploraciones, hay cosas que está haciendo para artes escénicas, con desarrollo de fotografía para montaje virtual. Son retratos performativos con mapping sobre las y los intérpretes. La idea es lograr un momento más sensorial paralelo a la actuación.
Por estos días, Francisca trabaja en el retrato del volcán descabezado, 100 días de capturas, que tal vez se conviertan en una instalación.
También explora acciones más performativas con su entorno en Huilliburgoa, con este nuevo cotidiano que le ofrece inspiración. Todo esto, mientras se prepara para compartir su primera junta con las mujeres oriundas del lugar, quienes se reúnen de manera sagrada cada mes, a tomar mate en la punta de sus cerros. Una experiencia cultural y sensorial que de seguro terminará siendo -algún día- parte de una nueva obra de Francisca.
©Todas las imágenes son de exclusivo uso de Maulina. Si te interesa o necesitas utilizar alguna de estas fotografías, comunícate con Francisca Burgos.