









Desde una mirada genuina y desde lo experimental -sin temor a luz ni a la oscuridad, reventando o quemando el detalle- Soraya nos sumerge a visitar el reino de los detalles, nos convoca a la contemplación ceremonial de los elementos. Sus fotografías pausadas son la voz de los silencios que nos rodean, ante ellas, emergen todos los sentidos. Cada composición, sigue sus propias reglas, cada una es diversa y cautivante, cada fotografía es un momento fugaz en pausa.
Soraya Ortiz
Talca, 1990
El instinto como motor de creación
Diseñadora e ilustradora, con un título hace 7 años, pero como parte de su esencia e identidad desde toda la vida. El título no la definió, fue más bien una consecuencia de lo que es ella y eso se percibe en su estética, es como una huella que le impregna a sus creaciones. Pasa también con Indómita, su marca de ilustraciones, en donde sin siquiera ver una firma, sabemos de su autoría. Ahí están los ciclos, la paleta de colores, la intensidad de éstos, la naturaleza. Para Soraya la fotografía es como desayunar, forma parte de su cotidiano y es un llamado instintivo. Es la tierra, sus elementos, las luces, las sombras lo que la llaman, hay algo muy marcado en su propuesta. Todas las cosas que hace en su vida están muy conectadas a esa intuición, a sentir esa naturaleza y a través de ella ir descubriendo y compartiendo esas vivencias.
Lo mágico lo encuentra en la simpleza, no necesita algo espectacular para ser fotografiable. Tampoco pasa por la técnica, sino por lo que su mirada quiere aportar. En eso, hay un fuerte predominio por los detalles, le gusta fijarse en ellos y lo siente la necesidad de capturarlos.
La fotografía para So tiene un valor emocional, se conecta a ella siendo autodidacta, experimentando; no hay normas ni estándares. Muy de observación, pues para ella lo importante es tener un buen ojo, ir más allá y no mirar lo que todos ven.
La búsqueda de Soraya por estos tiempos, está en la mezcla de las fotografías con la ilustración. Hacer collages que sirvan de autoconocimiento, casi como una terapia de encuentro y reflexión en torno a las imágenes y sus posibilidades creativas y deconstructivas.
