Es un trabajo en proceso, que viene a sacudirme íntimamente, con experiencias que se hacen latentes desde la muerte de mi madre a 30 años de ello. Reflexiones que han sido avasalladoras, profundas, pero a la vez cargadas de esa honestidad que quiere remontar un vuelo, con o sin retorno. La propuesta desde la imagen, donde intento transmitir, cómo he aprendido a habitar desde el dolor, que se ha basado en una sucesión de aventuras que he explorado como respuesta a la angustia (por una parte) y a la esencia, del fin de la vida.
Texto por Susana Villar
Sentir la fotografía.
Una hace el ejercicio de forzarse quizás a que te haga sentido y hacer una buena imagen que intente transmitir. Pasa que a veces te obsesionas y vas casi al detalle de la imagen, al detalle de lo que tú quieres transmitir, de lo que sientes, para mi si una fotografía no te hace sentir algo entonces no tiene sentido.
Nació en el campo, en la casa de su abuela y con una partera. Madre de Román. Fotógrafa de profesión, estudió en Santiago la carrera de Fotografía Periodística, eso en los años 90. La verdad es que Susana quería estudiar Cine y de esa inquietud y las faltas de oportunidades que el medio mezquinamente le ofrecía, terminó en el camino de la fotografía y ahí se quedó, enamorada. En Sue siempre existió esa conexión con el lente, de pequeña fue la que sacaba las fotos familiares, por eso no aparece en ninguna. Al volver a la región trabajó como reportera gráfica hasta que la maternidad la llevó a buscar otras formas de ganarse la vida. Hace 10 años que volvió, donde sentía que era su verdadero lugar, y desde ahí no ha parado. El gran hito que la impulsó y empoderó a creer en ella, fue retratar el ramal Talca-Constitución, lo recorrió una y otra vez; a pie, en tren, en auto, hasta que miró tantas veces que logró las imágenes que quería. Así es Sue, una apasionada por lo que para ella es su otra mitad.
Le inspira lo colectivo, lo sublime, lo que emocione, los feminismos, la educación artística y lo que provoque en ámbitos sociales. Para Sue la fotografía es espiritualidad, es intuición; si algo no le hace sentir, entonces no tiene sentido. Su apuesta no pasa por lo técnico, sino por la espontaneidad, por lo sensorial. Sus cámaras son sus aliadas y todas se llaman Yanis (por la Yoplin), está la 1, la 2… y así. Además de todas las iniciativas y exposiciones en las que ha participado, Sue forma parte del colectivo de la Red de Gestoras, Red y Encuentros de Trabajadoras de las Culturas y las Artes, retratando cientos de gestoras culturales nacionales y latinoamericanas; un proyecto personal, que se está trabajando con un gran equipo a nivel nacional y saldrá a la luz en algún momento. Acá en la región es integrante fundadora de la colectiva Cuerpa Fotográfica.