La fotografía de Gabriela es soporte exploratorio de lo que le rodea, son momentos a resguardar, viajes que transitan por diversos paisajes de su cotidiano; así, el registro de flores es una prolongación de su infancia, que crece entre la vegetación. La doble exposición como técnica forzada, posibilita realidades a contemplar para reconectarse y vincular las imágenes, es un medio discursivo de vivencias e ideales, inscritas en la indagación de lo público a lo identitario.
Gabriela Paz
Linares, 1988
La magia de la cotidianidad
Gabriela Paz (Moya Vargas) es diseñadora gráfica de profesión. Su fotografía se inspira en la cotidianidad, la naturaleza, las plantas y sus micro mundos, ahí cree que pueda venir el pseudónimo que su madre le decía desde pequeña: “Gabycho”, una especie de bicho raro que a ella le encanta.
Sus mundos transitan entre fanzines, collages, materialidades y fotografías análogas; y su propuesta capta un poco de cada uno de estos recursos. En sus registros podemos reconocer la utilización de sobre exposiciones, experimentación, sombras y reflejos.
Siendo una niña exploraba el mundo natural del inmenso patio de la casa familiar en la que creció. Allí, entre flores, una curiosidad incesante y su orgullosa ingenuidad, llega su primera cámara automática, un regalo de su tía abuela que la llevaría a sumergirse en la exploración y captura de estos universos.
Ya en la Universidad, comenzó a utilizar las cámaras de manera profesional, aprendió a revelar y tomó una decisión: se quedó con la análoga. Un “slowphoto” muy al estilo de Gabriela. Para ella la fotografía toma su tiempo y reflexión, y como los recursos en las análogas son limitados y el proceso siempre está lleno de sorpresas, ver el resultado final le parece una hermosa sorpresa.
Gabriela busca sorprenderse de lo cotidiano buscando lo mágico. Aunque también le gusta capturar marchas y protestas, y hasta cuenta de un videoclip de cueca brava realizado con una compañera folclorista en una marcha estudiantil.
También ha disfrutado de experimentar con la luz y el papel con cámaras estenopeicas y guarda una desde sus tiempos de estudiante. Para Gabycho es el proceso de fotografiar lo que más disfruta; ya el compartirlas no ha sido sencillo. Confiesa algo de pudor, porque son procesos súper íntimos. Sin embargo esto está cambiando y de a poco ha comenzado a apreciar el mostrar estos trabajos; en esto le ayudó participar en el ciclo Miradas de Revista Endémica, conocer más fotógrafas maulinas y vincularse de manera segura, desde la admiración y la retroalimentación.
La fotografía ocupa un lugar importante en su vida y hay un relato subjetivo de ellas. Le gusta re mirar lo pasado para tener esta base de confianza y desde ahí ir creando. Siempre vuelve al mundo interior, a lo cotidiano, a su casa familiar; retratando más desde la esencia. Gabriela Paz se empeña en seguir aprendiendo y generar espacios seguros de creación entre mujeres. Es integrante fundadora de la colectiva la Cuerpa Fotográfica.
