Periferia y Agroindustria en Linares
La serie Industrial de Gabriela surge de la inquietud sobre antiguas estructuras abandonadas en la periferia de Linares. Impulsada por la curiosidad, recorre en bicicleta fotografiando los límites de la ciudad. La ruta configura una vitrina. Lleva consigo el gallo colorado, cada brote asomado, algunas de las letras del poema "Viajera" de la linarense Emma Jauch.
Pero sus imágenes, desnudas y frontales dan cuenta de una ausencia lapidaria, donde las huellas de la agroindustria arrocera, de trigo y remolacha entre otras, arrasaron con el paisaje rural, antiguamente secano de espinos y ganado. Es una serie que narra la historia que nadie o pocos saben, la infraestructura incógnita del recorrido cotidiano se vuelve en la fotografía autoral parte de un imaginario del despojo que cuenta el secreto de un futuro promisorio, hoy un pasado productivo consumido hasta el abandono en los márgenes de la ciudad.
Curatoría y texto por Constanza Avello
La magia de la cotidianidad.
Me gusta ir al pasado con el recuerdo, volver a ese instante y hacerlo eterno, buscando sorprenderme de lo cotidiano, es ahí donde busco lo mágico.
Gabriela Paz (Moya Vargas) es diseñadora gráfica de profesión. Su fotografía se inspira en la cotidianidad, la naturaleza, las plantas y sus micro mundos, ahí cree que pueda venir el pseudónimo que su madre le decía desde pequeña: “Gabycho”, una especie de bicho raro que a ella le encanta.
Sus mundos transitan entre fanzines, collages, materialidades y fotografías análogas; y su propuesta capta un poco de cada uno de estos recursos. En sus registros podemos reconocer la utilización de sobre exposiciones, experimentación, sombras y reflejos.
Siendo una niña exploraba el mundo natural del inmenso patio de la casa familiar en la que creció. Allí, entre flores, una curiosidad incesante y su orgullosa ingenuidad, llega su primera cámara automática, un regalo de su tía abuela que la llevaría a sumergirse en la exploración y captura de estos universos.
Ya en la Universidad, comenzó a utilizar las cámaras de manera profesional, aprendió a revelar y tomó una decisión: se quedó con la análoga. Un “slowphoto” muy al estilo de Gabriela. Para ella la fotografía toma su tiempo y reflexión, y como los recursos en las análogas son limitados y el proceso siempre está lleno de sorpresas, ver el resultado final le parece una hermosa sorpresa.
Gabriela busca sorprenderse de lo cotidiano buscando lo mágico. Aunque también le gusta capturar marchas y protestas, y hasta cuenta de un videoclip de cueca brava realizado con una compañera folclorista en una marcha estudiantil.
También ha disfrutado de experimentar con la luz y el papel con cámaras estenopeicas y guarda una desde sus tiempos de estudiante. Para Gabycho es el proceso de fotografiar lo que más disfruta; ya el compartirlas no ha sido sencillo. Confiesa algo de pudor, porque son procesos súper íntimos. Sin embargo esto está cambiando y de a poco ha comenzado a apreciar el mostrar estos trabajos; en esto le ayudó participar en el ciclo Miradas de Revista Endémica, conocer más fotógrafas maulinas y vincularse de manera segura, desde la admiración y la retroalimentación.
La fotografía ocupa un lugar importante en su vida y hay un relato subjetivo de ellas. Le gusta re mirar lo pasado para tener esta base de confianza y desde ahí ir creando. Siempre vuelve al mundo interior, a lo cotidiano, a su casa familiar; retratando más desde la esencia. Gabriela Paz se empeña en seguir aprendiendo y generar espacios seguros de creación entre mujeres. Es integrante fundadora de la colectiva la Cuerpa Fotográfica.