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Fotografía Manuel Cárdenas

Stella Salinero Rates, imágenes para incomodar y resistir.

Por Maulina

2025-04-02

Stella Salinero Rates (Santiago, 1982). Vive y trabaja en Talca desde el año 2020. Feminista antiespecista e investigadora interdisciplinar independiente. Historiadora del Arte (Universidad de Chile), máster en Estudios avanzados en Historia del Arte (Universidad de Barcelona) y doctora en estudios Interdisciplinarios sobre Pensamiento, Cultura y Sociedad (Universidad de Valparaíso). Se ha desempeñado como crítica de arte, curadora e investigadora interdisciplinar en diversos proyectos independientes, principalmente en torno a prácticas artísticas feministas y arte contemporáneo en Chile. Fue invitada a participar al 1º Seminario de Historia del Arte y Feminismo Relatos, lecturas, escrituras, omisiones (2012, MNBA). Fue ganadora junto a Manuel Cárdenas del sexto concurso de ensayos de artes visuales del CEDOC (2016), sobre prácticas artísticas de la década de los noventa en Chile. El haber experimentado violencia ginecológica la llevó a interesarse por conocer cómo la vivían otras mujeres y qué transformaciones provocaba en ellas y sus vidas. Desde el 2018 forma parte de la colectiva contra la Violencia Ginecológica y obstétrica (Valparaíso-Talca) con la cual ha desarrollado la primera Encuesta nacional sobre violencia ginecológica y obstétrica en Chile (2020), instrumento que ha sido traducido a más de 6 idiomas.

Tu obra se desarrolla en un cruce entre arte y activismo. ¿Cómo surge esta intersección en tu práctica artística?

En primer lugar, me gustaría partir dándoles las gracias por interesarse en mi trabajo y compartir un espacio conmigo en su plataforma. El trabajo con las imágenes se ha dado como una herramienta necesaria para mi investigación. El año 2018 ingresé al taller Casa plan en Valparaíso para aprender serigrafía en el contexto de mi doctorado, en el cual investigaba sobre sobre violencia ginecológica y obstétrica en Chile. Como soy historiadora del arte de formación, las imágenes para mí son muy importantes, creo que tienen una potencia muy fuerte para instalar discursos críticos y abrir horizontes de posibilidad para nuestras vidas. Pero también creo que hay que estar muy atenta a las imágenes como productoras y reproductoras de la violencia contra las mujeres, del racismo, el capacitismo y también del especismo. Estas dos cuestiones que pertenecen a la dimensión estético-política de las imágenes me interesan mucho. La imagen tiene una expresividad y unos recursos estéticos que condensan significados y a los cuales podemos acceder más rápidamente que a un texto escrito.

En el transcurso de la investigación me encontré con la portada de un libro sobre embarazo, parto y puerperio que me impactó mucho. No había ni una mujer, ni una guagua, no había ni un cuerpo que representase esas experiencias que mencionaban, sino que en su lugar había instrumental (tijeras) y manos de médicxs. Como yo llegué a esta problemática de la violencia ginecológica y obstétrica a partir de una vivencia personal, hice la conexión de inmediato, volviendo al escenario de la violencia. Aprehendí que estaba muy claro que para la disciplina las mujeres estamos total y absolutamente invisibilizadas y que lo importante allí son ellxs, su conocimiento, su poder en/sobre nuestros cuerpos. Esto también lo pude constatar con otras imágenes que encontré en distintos archivos médico-científico y a partir de ese imaginario que se iba desplegando, donde las mujeres no estábamos o aparecían nuestros cuerpos cercenados, fragmentados, despersonalizados, yo quise hacer una suerte de comentarios visuales en donde podía instalar a partir de esas mismas imágenes un contra discurso, o un contra imaginario. En el examen de mi tesis doctoral el año 2024, repartí un desplegable con una selección de las imágenes que construí, para el cual recibí ayuda de la artista Gabriela Paz quién lo diagramó, y así apoyar/situar también desde lo visual la problemática que iba a presentar. Entonces, pienso que las imágenes pueden ayudar mucho a la agitación, a la toma de conciencia sobre una problemática que trastoca nuestras vidas. Pueden ser útiles para abrir conversaciones tanto tiempo silenciadas sobre nuestras vidas.Sin titulo 1 2018De la serie "comentarios visuales". Collage digital (2018)

desplegable jpg Selección desplegable presentado en examen doctoral. Diagramación Gabriela Paz (2024)

desplegable 3 mujeres De la serie "comentarios visuales". Serigrafía (2024)

A lo largo de tu trayectoria, has trabajado en espacios colectivos. ¿Qué importancia tienen la colaboración y la creación en comunidad dentro de tu obra?

Esta pregunta me hizo recordar momentos muy queridos, tanto de proyectos artísticos de exposición e investigación, como de instancias territoriales colectivas en educación y cultura popular, y otras de años más recientes, en espacios feministas que he integrado. Creo que es muy enriquecedor el trabajo en colaboración y al mismo tiempo muy desafiante; nos han enseñado más a competir que a colaborar. Siento que posibilita aprender de y con las y los otros, practicar la escuchar activa y atenta. Hemos tenido probablemente experiencias similares en muchos aspectos de nuestras vidas que al compartirlas nos pueden entregar herramientas políticas para crear algo en común, construyendo una mirada que sea más crítica, más compleja e interesante. Entonces, creo que el trabajo colectivo nos descentra un poquito y también nos da la posibilidad de construir algo horizontal. Otra cuestión que me parece importante señalar respecto al arte, es que muchas veces la práctica se entiende desde una óptica muy individual. Todavía pervive un imaginario romántico del arte donde quien es artista pareciese que viviese aisladx del mundo, cuando históricamente el trabajo ha sido en el taller, que es una instancia colectiva por definición, de cooperación y en compañía de otros y otras. Me interesa la dimensión afectiva en el trabajo colectivo, al crearse un soporte emocional mutuo. Creo que un aspecto que también es importante señalar es que el trabajo colectivo, muchas veces es un trabajo que se disfruta, al generarse por la amistad y afinidad, se torna un trabajo alegre. Pienso que me he nutrido de cada una de las instancias en las cuales he participado colaborativamente, desde las gestiones de exposiciones colectivas, hasta la Primera encuesta sobre violencia ginecológica y obstétrica en Chile el año 2020. Y en este sentido, cada vez que he participado en algo, ha tenido que ver con esas complicidades políticas y estéticas.

En tus trabajos, se pueden ver referencias a cuerpos, territorios y resistencias. ¿Cómo abordas estas temáticas desde una mirada feminista?

Ha sido justamente sobre el control del cuerpo y la sexualidad donde se ha situado la dominación y poder sobre nosotras como grupo. Trabajar los cuerpos y las imágenes que se han desarrollado a su alrededor, desde una perspectiva feminista, encarna para mí un posicionamiento que interroga los modos en que han sido concebidos, pensados y puestos al servicio de la dominación. Hacerlo visible y evidente es una forma de criticarlo y mostrar su carácter de construcción social, por lo tanto, susceptible de cambio. También reflexionar cómo estas construcciones impactan en nuestra vida cotidiana, en las violencias que vivimos.

Me he centrado en los discursos que ha construido la ginecología y la obstetricia donde nuestros procesos fisiológicos han sido tratados como un problema (pensemos en la menstruación y la menopausia, dos momentos en que padecemos el cuerpo). Se nos ha enseñado a desconfiar de nuestros cuerpos, considerarlos defectuosos, a desconocer su potencia y goce (ahora pensemos en la invisibilidad de la vulva). Vivir nuestros cuerpos como si fuesen un problema (pensemos nuevamente en la menstruación y la publicidad de los productos de higiene menstrual), cuando el problema está en los significados que se le han atribuido, a la reducción a lo reproductivo como a la apropiación por parte de la medicina que los patologiza y medicaliza. Sin titulo3 collage digital De la serie "comentarios visuales". Collage digital (2021)

A nuestros cuerpos, y a de los otros grupos subordinados, históricamente se les ha inferiorizado a través de un proceso de medición, disección, comparación respecto al cuerpo norma, que es el cuerpo masculino europeo, blanco y heterosexual. Y en esta labor la ciencia, particularmente del siglo XVIII y XIX (aunque todavía podemos encontrar algunos estudios que pretenden justificar estereotipos negativos de las mujeres) ha sido un espacio muy fructífero de alianza con el sexismo, capitalismo, el colonialismo y el racismo, para justificar ahora con criterios de legitimidad “objetiva” las jerarquías y el poder. Una de las historias de horror de la ginecobstetricia que he trabajado en mis imágenes, ha sido el atlas de mujeres grávidas, que se construyó en el siglo XVIII en Inglaterra a partir del secuestro y asesinato de mujeres pobres y solas, cuyos cuerpos gestantes fueron primero cercenados (cabeza y extremidades) luego diseccionados, para poder construir un conocimiento detallado sobre el cuerpo grávido a término.

Otra historia del repertorio del horror de la ginecología moderna, fue la experimentación para desarrollar una cirugía para corregir fístulas vesicovaginales en los cuerpos de mujeres afrodescendientes esclavizadas sin anestesia, por supuesto operadas sin consentimiento. Lo que estaba ahí eran cuerpos disponibles para la experimentación, considerados no merecedores de cuidado, camuflado en la retórica de que sentían menos el dolor. Luego se utilizó anestesia para las cirugías a mujeres blancas de clase alta que podían pagarlo. Hoy hay un movimiento en EE.UU. que se llama Mothers of Gynecology que recoge los nombres de estas mujeres torturadas por la ciencia, Lucy, Anarcha y Betsy, les rinde homenaje, renombrando con sus nombres zonas de nuestro cuerpo que antes estaban colonizadas por científicos. Tampoco sabemos que la historia de las pastillas anticonceptivas fue otra experimentación sobre los cuerpos de mujeres, esta vez, mujeres pobres en Puerto Rico en los años 50. Estas mujeres padecieron los efectos secundarios graves de los ensayos clínicos y luego no tuvieron acceso a las pastillas anticonceptivas para el control de su natalidad.

Todas estas capas de violencia sobre los cuerpos de las mujeres, y sobre todo de aquellas mujeres que vivencian múltiples opresiones, es el “material” sobre el cual se ha erigido el conocimiento científico. Traer estos cuerpos, estos fragmentos de otra forma, me permite hacer memoria y decir que la violencia que padecemos hoy está vinculada con la que padecieron otras mujeres. Interrogar los instrumentos en que se ha construido este saber, los aparatos que todavía se utilizan, la misma camilla ginecológica y los significados que se despliegan de la posición en la cual tenemos que estar en la consulta ginecológica, ha sido algo que he intentado llevar a cabo con mi trabajo.

Sin titulo 6 2021 De la serie "comentarios visuales". Serigrafía (2021)

Sin titulo 4 2021 De la serie "comentarios visuales". Collage análogo (2021)

Tu activismo también se extiende a la lucha animalista. ¿De qué manera el arte te permite cuestionar y visibilizar las violencias contra los animales?

Desde los 16 años soy vegetariana, seguí en esto a mi hermana Mónica, porque me atrajo la decisión de no comer más animales. Con los años fui una vegetariana no muy consciente de cómo seguía sosteniendo la explotación hacia los animales en el consumo de lácteos, por ejemplo, y ya cuando vivía en Valparaíso, en las redes activistas feministas donde me movía, varias compañeras eran veganas, debo decirlo, la mayoría muy jóvenes. En particular me sentí interpelada por una compañera más cercana, Paula Eguren, que era vegana. Ella nunca me dijo nada a mí o las demás, pero su sólo presencia me hizo reflexionar. Así que desde el 2018 decidí ser vegana, pero prefiero bien más bien situarme como antiespecista porque refiere a ir contra las jerarquías entre los seres que han posibilitado su matanza y consumo. A veces es complicado, porque nuestro mundo se ha articulado en torno a esa explotación y nos han acostumbrado a verla como natural, normal y necesaria.

El año 2023 Mane Adaro (curadora) me invitó a participar en una jornada sobre los vínculos entre arte contemporáneo, feminismos y antiespecismo, en el contexto de una exposición en Balmaceda Arte Joven en Santiago. Quise reflexionar en torno a diferentes trabajos y entre ellos la obra “Los Perros” de la dramaturga Joanna Mellado Flores, maulina, (aprovecho de agradecer a Marcela Valdés que me habló sobre ella). Esta obra se puede leer en clave antiespecista, específicamente, contra la romantización de la relación con los animales en lo rural y su vínculo con la violencia contra las mujeres. A través de la lectura de la obra me encontré con una artista que logra posicionar estas violencias basadas en la jerarquía entre los seres (humanxs y no humanxs, de clase, de género), sin querer llevar el mensaje metafórico de la violencia contra las mujeres a través de los cuerpos de otros, sino más bien desentrañar cómo están vinculados y se sostienen mutuamente. Fue una jornada muy crítica e intensa donde participaron distintas personas y organizaciones como MOVALA (movimiento abolicionanista por la liberación animal movalachile). Quedé contactada y pude colaborar en una acción que organizó la artista Paula Carmona, que consistía en vestir una polera diseñada por la artista y fotografiarse al interior de supermercados en la sección de carnicerías. La polera decía CARNE en letras grandes sobre un fondo negro con malla de gallinero y abajo tenía una leyenda “parte blanda formada principalmente por los músculos, del cuerpo humanx de algunos animales”. Como la fecha de la acción coincidía con la fiesta costumbrista del chancho, ex fiesta del chancho muerto, decidí que era bueno hacerla allí.

accion antiespecista CARNE, 2023 / Fotografía Manuel Cárdenas / Acción convocada por la artista Paula Carmona

Para mí cada vez cobra más sentido ser antiespecista. Me queda mucho por hacer, tanto desde la crítica, la investigación y de los comentarios visuales. Yo creo que las opresiones que vivimos en esta sociedad están totalmente vinculadas y se sostienen mutuamente. Y que la violencia sobre las mujeres, disidencias y sus cuerpos, no se puede separar de la violencia que se infringe hacia los cuerpos de los animales. Los cuerpos de los animales han sido y son desgraciadamente, el lugar donde se ensaya y aprende la violencia.

En un contexto donde las imágenes y los discursos están en constante disputa, ¿qué rol crees que tiene el arte en la construcción de imaginarios críticos y transformadores?

Las imágenes tienen mucho poder, como me referí más arriba, y además es el campo de acción del arte. Pienso que la práctica artística puede, como también la investigación, interrogar a las imágenes. Tomar todas esas capas que conforman una sola imagen (capas de historia, signos y significados) y criticarlas, poner en evidencia sus orígenes, cómo y bajo qué mecanismos se reactualizan. Cuando comencé a trabajar sobre violencia ginecológica y obstétrica tenía muy en mente el poder de los imaginarios para naturalizar y legitimar ciertas conductas violentas y opresivas sobre los cuerpos de las mujeres bajo la óptica de las disciplinas médicas. Pensaba como ciertas ideas negativas, de jerarquía y opresión respecto a las mujeres y sus cuerpos, que ya estaban circulando en la cultura, eran tomadas por otros imaginarios, por ejemplo, el científico, para volver a ponerlas en circulación en la sociedad ahora legitimadas por un discurso, que tiene un poder enorme, central, en la modernidad. Entonces, sí, creo que el imaginario nos da muchas herramientas para elaborar alternativas que nosotras quisiéramos para nuestras vidas. No sólo abrir la crítica, sino también abrir la posibilidad de algo diferente, lo que podría ser algo así como contra imaginarios, o nuevos imaginarios. Hoy circulan nuevas narrativas e imaginarios en torno a los cuerpos menstruantes y gestantes, por ejemplo, imaginarios de cuerpos gozosos plenos y poderosos que desafían las ideas tan arraigadas de pasividad, de que no podemos parir o de abyección de nuestra sangre menstrual. Sin titulo 2 2018 De la serie "comentarios visuales". Collage digital (2018)

En los espacios en los que te has involucrado, ¿cómo has vivido la relación entre el arte y los movimientos sociales? ¿Sientes que hay avances en la incorporación de estas luchas dentro del campo artístico?

Pienso que cada vez las prácticas artísticas con las prácticas activistas se están relacionando. Los movimientos sociales, en particular los movimientos feministas (pensemos en el mayo feminista del 2018 por ejemplo) se han vuelto más creativos y han tomado el poder de la estética para posicionar sus demandas y discursos. Hemos visto las calles, los muros se llenándose de imágenes rebeldes, alegres, combativas, tanto desde el mayo feminista el 2018 como desde la revuelta popular del 2019. Se ha dado una mixtura entre movimiento social y arte, en el cual los imaginarios de la transformación social, de la crítica de los estereotipos sexuales, del orgullo de la visibilidad de las sexualidades disidentes, de la impugnación de la violencia hacia nuestros cuerpos, también se han desplegado con gran potencia estético-política. Entonces creo que ahí ha habido una potencia muy fuerte en que se ha vinculado el movimiento político social y el arte, ya que cuando se politiza la vida también se politizan las prácticas artísticas.

Desde algunos espacios artísticos colectivos que he habitado, como por ejemplo Territorio Cultural, había una inquietud por visibilizar críticas a las nociones normativas de los cuerpos y las sexualidades desde perspectivas feministas, y lo hicimos a través de exposiciones, conversatorios y fanzines. En el 2013 nos coordinamos para una acción callejera en conmemoración del 11 de septiembre que consistía en pegar imágenes, tanto de artistas del colectivo como de otras, en distintas ciudades en las que estábamos, aludiendo en particular a la violencia política sexual contra las mujeres y la tortura en la dictadura cívico militar. En la exposición Rebeldes, laboratorio experimental de prácticas artísticas feministas (2022), en la cual fui cocuradora junto a Mónica Salinero, Jessica Fritz y Sophia Firgau, se dio esta conjunción entre arte y práctica política en varias actividades. Entre todas las actividades que realizamos me gustaría mencionar dos; la actividad con REDOFEM (red docente feminista) a quienes les propusimos que hicieran lo que ellas quisieran, y nos plantearon que querían hacer una instalación que llevó por título “Artesanas del futuro: Educar desde el feminismo”, la cual fue un recorrido histórico por el rol docente feminista. Resultó ser una jornada muy intensa en la cual surgieron conversaciones muy profundas sobre la rebeldía en la práctica docente feminista, los desafíos de la educación en nuestro contexto neoliberal, así también como de los sueños y deseos que motivan a lxs jóvenes estudiantes de pedagogía. Y la otra actividad que quería mencionar, fue el taller gráfico experimental “cooperación y prácticas feministas”, realizado en Talca, en casa Maleza, en conjunto con la artista Fernanda Massoud. Debo decir que quienes sostienen ese espacio fueron muy generosas conmigo, porque yo no llevaba tanto en la ciudad y no tenía contactos, por lo que llegué un día, toqué la puerta, les planteé que estaba realizando este proyecto y el resultado fue una instancia colectiva muy bonita. Nuestras siluetas se juntaron dando forma a un tejido de cuerpos y colores a los que luego agregamos frases y palabras que nos daban sentido respecto a la cooperación en nuestras prácticas feministas. La obra colectiva que hicimos fue expuesta en Santiago como parte de la exposición en la Galería de la Memoria, Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.

Taller casamaleza CamilaBastias8 Taller gráfico experimental Cooperación y prácticas feministas, 2022 / Fotografía Camila Bastías

Taller casamaleza CamilaBastias3 Taller gráfico experimental Cooperación y prácticas feministas, 2022 / Fotografía Camila Bastías

Registro obra taller grafico experimenta y a laderecha obra Escuela de Arte feminista. Exposicion Rebeldes Exposición Taller gráfico experimental Cooperación y prácticas feministas, 2022 / Fotografía Stella Salinero

La conmemoración del 8M es un momento de memoria, resistencia y acción. ¿Cómo vives este día desde tu práctica artística y activista?

En general siempre lo he vivido muy emocionada, con sentimientos contradictorios, entre la rabia y la alegría. Por ejemplo, este año, en la marcha en Talca, de repente me salió un grito que acostumbrábamos a hacer en Valparaíso sobre quitar los rosarios de nuestros ovarios. Y fue así muy espontáneo y me hizo pensar en la memoria del cuerpo, de la voz que se activa en estas situaciones colectivas tan emotivas. Me quedé impresionada de mí misma. Por otra parte, comentar que me sentí muy esperanzada al ver en la marcha a una mujer joven que llevaba una pancarta sobre antiespecismo e industria cárnica, me emocionó.

Inevitablemente me llenó de recuerdos de otras fechas de agitación feminista. Recuerdo muy especialmente cuando estaba la Red chilena contra la violencia hacia las mujeres y en Valparaíso el 2016 y para el 25 de noviembre, Día internacional contra la violencia hacia las mujeres, leímos con alta voz en la calle las biografías de las mujeres que habían sido asesinadas ese año. Entonces previamente, nos dedicamos a construir las biografías de cada una de ellas. Había muy poca información, sobre todo era una información muy escabrosa. Con lo que encontramos imaginamos cómo puede haber sido esa vida, sus sueños y alegrías, sin dejar de recalcar y denunciar cómo esa vida y esa alegría fue arrebatada por la violencia machista. También recuerdo con mucho cariño cuando con mis compañeras de Valparaíso organizamos el 2018 una jornada de construcción de un lienzo colectivo con telas y bordado en la calle, en la plaza Salvador Allende. Allí estábamos todas cortando, cosiendo. Y era muy entretenido porque se nos acercaba mucha gente. Entonces yo creo que cada vez se están dando más estos diálogos y además que el movimiento social siempre tiene una dimensión estética, como también el arte tiene una dimensión política. Entonces una va entrelazando las prácticas, va uniendo los aprendizajes de cada espacio.

Finalmente, ¿qué mensaje te gustaría compartir con otras artistas y creadoras que buscan articular su trabajo con una perspectiva feminista y animalista?

Siempre nos han dicho que el arte no debería estar vinculado a lo político, que eso no es serio. De esta perspectiva se ha criticado muy duramente el trabajo de mujeres artistas feministas, excluyendo su mirada justamente por la incomodidad que genera. Pero precisamente el arte se vuelve más relevante, más interesante y complejo cuando se vincula a la dimensión política de la vida. Pienso que el arte siempre es político (aunque no lo quieran admitir), siempre de alguna forma u otra afirma o critica el mundo. Entonces, cuando queremos realizar una práctica críticamente política, una forma puede ser cuestionar aquello que ha sido naturalizado por la ideología, en este caso, el especismo y el sexismo. Para mí son parte de lo mismo, provienen de una misma matriz de dominación que impone jerarquías al mundo, produciendo violencia y desigualdad. El arte por su dimensión sensible puede provocar reflexiones desde otro lugar, desde el cuerpo, desde la sensibilidad, colaborar en imaginar y construir otros mundos posibles. Sin titulo 5 2021 De la serie "comentarios visuales". Collage digital (2021)

Sitios de interés. Publicaciones, catálogos, textos

Columna “Objetualización y paternalismo en ginecología: la importancia de protocolos y consentimiento expreso”, El Mostrador.

2da parte columna "Objetualizacion y paternalismo en ginecologia y la importancia de protocolos y el consentimiento expreso", El Mostrador.

Proyecto FONDECYT 1210102 (2021-2023) “Violencia y abuso en la atención ginecológica en Chile: un estudio cualitativo sobre estrategias de afrontamiento/protección en el sí misma, cuerpo y sexualidad en personas asignadas mujer al nacer.

Cocuradora (2022) exposición “Rebeldes: Laboratorio Experimental de prácticas feministas”, junto a Jessica Fritz, Mónica Salinero y Sophia Firgau.

Salinero, Stella y Salinero, Mónica (2021) El Paso Bajo Nivel Santa Lucía: patrimonio del arte integrado y las prácticas democratizadoras de la década de 1960-1970. Revista Sophia Austral, 27.

Salinero, Stella. y Cárdenas, Manuel. (2018) La Larga Década de los Noventa: Práctica Artística en Chile, Repliegue desde lo Público y Reinvención del Mundo Privado. En VVAA, A LA INTEMPERIE. Recomposiciones del arte en los años 90 en Chile. Sexto concurso de ensayos sobre artes visuales, CEDOC/LOM: Santiago, Chile. ISBN 978-956-00-1975-9

Catálogo La imagen subversiva: análisis de la obra de cuatro artistas contemporáneas chilenas. I Seminario Historia del Arte y Feminismo. Relatos, escrituras, omisiones. Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, Chile.

Red Violencia Ginecología obstétrica

©Todas las imágenes son de exclusivo uso de Maulina. Si te interesa o necesitas utilizar alguna de estas fotografías, comunícate con Stella Salinero Rates al correo stellasalinerorates@gmail.com

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